martes, 13 de diciembre de 2011

Entrevista a Julieta Oddone

“Hay que pasar a políticas del envejecimiento que favorezcan una vejez con buena salud”

muestra

En el marco de la realización de las jornadas “Los desafíos del trabajo con adultos mayores” organizada por la Dirección de Gerontología, la socióloga María Julieta Oddone, destacó la importancia de llegar a la diversidad de expresiones que implica la vejez y el envejecimiento y que las políticas públicas acompañen y contengan esta realidad.

 
Rosario fue sede de las jornadas “Los desafíos del trabajo con adultos mayores” durante el 3 y el 4 de noviembre en la sede de Gobierno de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). La socióloga María Julieta Oddone, quien se desempeña en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), estuvo a cargo de la conferencia “La construcción de la diversidad en el curso de la vida”.

¿Cuál fue la importancia de la realización de las jornadas “Los desafíos del trabajo con adultos mayores” para la gestión de políticas públicas?
Creo que debemos hacer notar que las sociedades actuales tienden a caracterizarse por el envejecimiento de sus poblaciones que cada vez más incrementan su expectativa de vida. Las políticas científicas están orientadas a extender la vida humana a límites extremos y la vejez se convierte en un período de la vida que puede prolongarse por más de cincuenta años. El último censo nos indica que este grupo alcanza al 16% del total de la población (INDEC 2010), es importante destacar que dentro de este grupo, el segmento de los más viejos es el que proporcionalmente más se incrementa. Hoy nuestra estructura poblacional cuenta con alrededor de 3000 centenarios.
Pero, por otra parte, sabemos el proceso de envejecimiento no es idéntico para todas las personas; hay grandes diferencias según el género, el nivel socioeconómico, el nivel educativo, el contexto ecológico social, el estilo de vida y el impacto de los acontecimientos histórico sociales que afectan el curso de la biografía personal. Entiendo que el desafío es poder llegar a la diversidad de expresiones que implica la vejez y el envejecimiento y, que las políticas públicas deberán atender a esa diversidad específica.

¿Cuál es el balance que hace al respecto?
jornadasÓptimo. Lo muestran los temas desarrollados, además de los expositores que los presentaron. Se ha abordado un abanico de temas, con un alto nivel académico que atiende a la diversidad de cuestiones que nos genera el envejecimiento y la vejez. Además de las valiosas preguntas y reflexiones hechas por parte de un vasto público interesado, inteligente y capacitado de adultos mayores y profesionales motivados por la temática.

¿Cuáles son, justamente, los desafíos del trabajo con adultos mayores que tiene hoy la Argentina?
Es importante comenzar destacando tres puntos fundamentales para enfrentar los desafíos de la longevidad: mantener y aumentar la independencia de las personas de edad para prevenir la aparición de la dependencia y asegurar una vejez con buena salud, extender y mejorar las medidas de readaptación para permitirle a las personas de edad recuperar una vida autónoma y encontrar respuestas a los problemas planteados por las personas de edad frágiles y dependientes y los cuidados que hay que brindarles.
El objetivo de las políticas deberá ser asegurar una vejez saludable mediante medidas preventivas, proporcionar medidas de readaptación cuando no obstante la incapacidad se produce y ofrecer cuidados especiales a aquellos que ya no pueden recuperar una vida autónoma. En este sentido, la tendencia es pasar de las políticas de la vejez, dirigidas a asistir la dependencia, a las políticas del envejecimiento, dirigidas a favorecer una vejez con buena salud, sin dejar de tener en cuenta la importancia de las primeras.

¿Hay diversidad en la vejez?
Está enmarcada dentro del contexto de las diferencias estructurales que sistemáticamente producen desigualdad. La falta de equidad en las posibilidades y oportunidades de las personas depende en gran medida de ciertos atributos tales como el sexo y la clase social. Los datos para nuestro país nos pueden mostrar en una apretada síntesis que las mujeres en su vejez tienden a ser más dependientes de sus familias que los hombres, tienen más posibilidades de ser viudas, de vivir solas y, en consecuencia, de padecer sentimientos depresivos. Los viejos de mejor situación socioeconómica desarrollan una mayor gama de actividades, concurren con mayor frecuencia a clubes y otras instituciones donde su participación es más activa. Son menos sobreprotegidos por sus familias, a las que, por otra parte, tienen mayor posibilidad de prestar ayuda económica. No debe dejarse de tener en cuenta, además, que son quienes mayoritariamente viven con sus cónyuges, lo que les asegura una mayor estabilidad en la vejez, y gozan de mejor salud, lo que les permite una mayor autonomía respecto a aquellos que habitan en un contexto ecológico social de pobreza.
¿Cuál sería entonces la política más adecuada a implementar?
ajedrecistasUna política para la vejez es una política en favor de un envejecimiento con buena salud acompañado por bienestar psicológico y físico. Se sabe que el envejecimiento está sometido tanto a la herencia biológica como a comportamientos individuales así como a una multitud de factores sociales, ambientales, culturales y políticos. Una vejez con buena salud constituye un desafío para todos los gerontólogos y científicos de todas las disciplinas, sin olvidar a los políticos. En este sentido, políticas nacionales y locales tendientes a la redistribución de oportunidades son altamente positivas (la Ley 25994 y la asignación familiar por hijo intentan superar esta desigualdad).

¿Cómo analiza la mirada social hacia la población de adultos mayores en la actualidad? ¿Considera que ha habido avances en el reconocimiento de sus derechos?
¿Cuál es el piso de edad a partir del cual comienza a sufrirse en carne propia la discriminación por ser viejo? El “corte” no se produce sólo al jubilarse sino mucho antes: sabemos lo difícil que resulta emplearse a partir de los cuarenta años. Desde la segunda mitad de la vida activa y en toda la pasiva, soportamos un acoso social por el mero transcurrir del tiempo, más allá de las capacidades individuales. La discriminación etaria es frecuente en las sociedades occidentales que se basan en valores que exaltan la juventud y el cambio rápido de usos y costumbres, y que no se han preocupado en diseñar roles sociales para las personas de edad. Sin embargo, también esta sociedad intentó e intenta superar esta discriminación a partir de la difusión de la problemática o de acciones y legislaciones concretas que apuntan a trabajar a favor de los Derechos de las personas de mayor edad. En el país los derechos de la Ancianidad fueron un ejemplo en su momento y actualmente lo es el seguimiento internacional de los Derechos Humanos para las personas de edad.

¿Cuál es su apreciación sobre la acción encarada desde el municipio rosarino en este tema?
artistaEntiendo que el municipio ha tomado el guante de los desafíos que la revolución de la longevidad genera también para su ciudad, y uno observa con beneplácito que desde la Escuela de Gerontología se organizan y desarrollan cursos de formación de personal para la atención de mayores. Existen espacios de encuentros, se promueve el reconocimiento y la puesta en práctica de los Derechos de los Adultos mayores, en fin, la facilitación de procesos de integración y participación social. También los Centros de Día, que ofrecen un servicio socio-terapéutico promoviendo la autonomía de las personas de mayor edad, y en muchos casos, aliviando la carga del cuidado para sus familias. El hogar para mayores, residencia de puertas abiertas y todo lo demás… En fin, un ejemplo para la comunidad.


martes, 20 de septiembre de 2011

jueves, 25 de agosto de 2011

Crónica de la IX Jornadas de Sociología UBA

El  martes 9 de agosto se llevó a cabo la Mesa N° 73 “Envejecimiento y vejez en  la sociedad globalizada” coordinada por Julieta Oddone y Liliana Gastrón. Con un poco más de veinte personas presenciando la actividad, los asistentes expusieron sus ponencias tras las cuales recibieron observaciones de los comentaristas e interrogantes del público general. Entre las ponencias presentadas se encuentran “Las edades. Variaciones etareas” de Gustavo Mariluz, trabajo que versa sobre las estratificaciones por edad en comunidades originarias de México y Argentina; “Acceso a beneficios previsionales y participación en laboral en la tercera edad” de Gabriela Sala, trabajo que trata sobre la intervención de los adultos mayores en el mundo del trabajo; y “¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? Expresiones del homoerotismo en la vejez” donde Fernando Rada Schultze analiza algunas problemáticas que atañen al envejecimiento homosexual local.
Luego de la presentación de las ponencias fue el turno del panel, en donde Sergio Fiscella indagó sobre el sistema previsional de nuestro país. Más tarde fue el turno de Gloria Lynch quien nos interiorizó en el enfoque del curso de la vida. Por su parte, Jorge Vujosevich brindó aspectos metodológicos para el análisis de las representaciones sociales, y Gustavo Mariluz tematizó sobre el envejecimiento en los pueblos originarios argentinos. El cierre de la jornada estuvo a cargo de las coordinadoras Julieta Oddone y Liliana Gastrón, quienes nos hablaron de las políticas sociales dirigidas a la vejez y del imaginario social en torno a la sexualidad de los adultos mayores, respectivamente.

Las ponencias pueden consultarse en forma completa en:

domingo, 24 de abril de 2011

Publicación del libro "La vejez en el curso de la vida "

La vejez en el curso de la vida



Compilador José Alberto Yuni
Autores Jean-François Biskel; StefanoCavalli; Lilia Beatriz Chernobilsky; Liliana Gastrón; Laura Irene Golpe; Silvia Kanje; Christian Lalive d’Epinay; Gloria Lynch; María Rosa Martínez; Nora Mendizabal; Gabriela Morgante; María Julia Oddone;Darío Spini; Claudio Ariel Urbano; José Alberto Yuni y Graciela Zarebski
ISBN 978-987-1432-70-7
Páginas 191 pp
Año Pub. 2011
Editorial Encuentro Grupo Editor. Facultad de Humanidades de la UNCa. Colección Con.textos humanos

Entrevista a Julieta Oddone en Página 12

Página/12
CIENCIA › DIALOGO CON JULIETA ODDONE, DOCTORA EN ANTROPOLOGIA

Sociedades que envejecen lentamente

El jinete no se siente viejo, nada de eso. Se cree que tiene toda la fuerza de la juventud. Pero sabe que no es cierto. Entonces lo consuela saber que todas las sociedades envejecen como él.
 Por Leonardo Moledo

–Cuénteme sobre su proyecto de investigación.
–En Flacso dirijo el área de envejecimiento y sociedad, tema con el que vengo trabajando desde la década del ’70. Es decir que he envejecido con mi objeto de estudio.
–¿Y qué pasa con el envejecimiento en la sociedad?
Siempre hubo viejos en todas las sociedades, por más que la edad de la vejez cambie (ya no son más los 50 años, como hace un tiempo sí lo eran), pero ésta es la primera vez en la historia del mundo en que lo viejo es la sociedad misma.
–Las sociedades están envejeciendo, por lo menos en las sociedades occidentales de los países desarrollados y, diría, subdesarrollados. ¿Y los países como Haití, por ejemplo?
Son más jóvenes, claro. Ellos todavía tienen pirámide de población; nosotros tenemos rectángulo de población. Hay sociedades que todavía no son viejas.
–Y otras que lo son en sumo grado, ¿no? Pienso en China, que es un país tan envejecido, y le pregunto si no va a tener un problema a futuro con las jubilaciones. ¿Cómo mantener a una población pasiva tan importante?
–Es una de las preocupaciones centrales allí. Hace poco tiempo estuve en Japón, y ellos piensan que ése es uno de los grandes problemas que van a tener que enfrentar a futuro.
–¿Y el envejecimiento de las poblaciones es un proceso sostenido? ¿Se acelera?
En realidad es un proceso sostenido, y hoy se calcula que en el año 2025 no va a haber sociedad que no haya iniciado el proceso de envejecimiento de su población. Salvo excepciones, ya casi todas las sociedades están viviendo ese proceso.
–¿Y qué va a pasar?
Lo que está pasando. La vejez es ahora mucho más amplia y las sociedades desarrolladas tienen como objetivo el logro del máximo de expectativa de vida humana. Lo que es necesario es plantearse cuál es el sentido que una sociedad tiene de su vejez. La única población que crece en las sociedades de hoy es la vieja, mientras que decrece proporcionalmente la de niños y jóvenes.
–¿Y qué sentido tiene?
–Cuando yo entrevisto a personas viejas y les pregunto si saben cuáles son sus proyectos, o qué lugar ocupan en la sociedad en que viven, mayoritariamente responden que no saben.
–¿Y la gente joven lo sabe?
No lo sé. Pero generalmente tienen más proyectos.
–Hay varios cuentos de ciencia ficción en los que se piensa en sociedades donde la gente no se muere.
–Hay un filósofo norteamericano que se plantea los escenarios posibles si efectivamente se alcanzaran los 120 años de expectativa de vida. Una de las preguntas es: imaginemos que se puede llegar a los 120 años, pero con tal nivel de deterioro que las personas no puede hacer absolutamente nada. ¿Tiene sentido que se conserve la vida por el solo hecho de conservarla?
–Pero supongamos que se llega relativamente bien a los 120 años…
–Y eso plantea otros problemas éticos. ¿Eutanasia? ¿Volver a los límites, por decirlo de alguna manera, biológicos de la vida?
–¿Y qué puede pasar?
Nada. En última instancia, cuando las distintas generaciones o grupos poblacionales se modifican, habrá que ver por qué se produjeron esas modificaciones y luego habrá que ver cómo se distribuye el producto bruto entre cada uno de los grupos poblacionales.
–Pero es un gran problema. Porque si la población que no produce supera cuatro veces a la que produce, ¿cómo se hace la distribución?
No soy una gran especialista en economía, pero creo que es posible. Fíjese que ahora se está intentando en algunos países prorrogar las edades jubilatorias, lo cual no suena ridículo: la edad de jubilación estaba pensada para épocas con otra esperanza de vida, mucho menor.
–Creo que el problema cuando se enfrentan estos temas es que las soluciones que aparecen a la vista no son políticamente correctas. La tasa de producción de un país es necesariamente finita y tiende a un límite. ¿Qué pasa si lo producido hasta ese límite es insuficiente para satisfacer las demandas de una población envejecida que, en un gran porcentaje, no produce? ¿Cómo se resuelve el envejecimiento de la población?
Uno diría que la sociedad se desgrana…
–Un sociobiólogo diría que se cumpliría con las leyes biológicas naturales, que llevaría a un incremento de la violencia y, consecuentemente, a una disminución drástica de la población. Pero todas las cosas que dicen los sociobiólogos son en general para temblar. Porque: ¿puede funcionar una sociedad tan envejecida?
–Yo creo que no.
–Y si no funciona, ¿qué pasa?
Creo que deberíamos reflexionar y plantearnos cuál es el sentido que la sociedad le está dando a este grupo en constante aumento. Replantear, al mismo tiempo, qué estamos haciendo y hacia dónde vamos. ¿Cómo podemos pensar en incorporar gente de más edad en el sistema de trabajo si ni siquiera entran los jóvenes? Debería pensarse en un nuevo sistema de distribución: el sostenimiento de la población va a tener que venir de maneras que no sean meramente los aportes sino, por ejemplo, impuestos a las grandes empresas.
–Pero aun eso tiene un límite.
–Sí, claro.
–¿Y entonces?
–Es un dilema.
–¿Qué piensa usted?
Bueno, hay algún filósofo que plantea volver a la vida natural.
–Yo creo que eso es imposible. Es lo mismo que una eutanasia en masa.
De hecho hay países donde la terapia intensiva no es para todas las edades sino que se limita a determinadas edades. Lo que yo digo es que la tendencia de las sociedades, por más que ellas mismas lo niegan, es a su propio envejecimiento. Y ése no es un problema meramente familiar sino social. Ninguna sociedad se plantea seriamente el tema del envejecimiento, y es algo que deberían plantearse urgentemente.
–Hay dos cosas raras. Por un lado, se retrasa la maduración: hay gente que tiene hijos tarde. Por otro lado, hay montones de madres adolescentes, lo cual es en realidad algo muchísimo más natural.
Y además se puede ser madre a los 60, con lo cual las estructuras tradicionales están completamente dislocadas.
–¿Y entonces? ¿Hay conjeturas sobre lo que va a pasar?
Yo no tengo muchas conjeturas. Son hechos que se están dando con mucha rapidez. Hay más dilemas que conjeturas.
–Pareciera ser que siempre hay un apocalipsis en puerta. La sociedad occidental pareciera necesitarlo. Antes era la guerra nuclear, ahora es el cambio climático. Este tema de la vejez está siendo advertido por gente que dice que si la población del mundo se duplica, no va a haber manera de sostenerla (al menos, no en este planeta). ¿Qué va a pasar? ¿Va a haber guerras?
Esperemos que no. Pero lo cierto es que las guerras se han utilizado mucho a lo largo de la historia de la Humanidad.
–¿Y usted cree que se utilizaron conscientemente o inconscientemente? Porque una población de animales, cuando crece mucho, tiene mecanismos naturales para mantener el equilibrio poblacional. ¿Las guerras son mecanismos conscientes o inconscientes? En el caso nazi fue consciente, sin duda. ¿En qué va a terminar todo esto? Porque todo va a ocurrir, supuestamente, dentro de muy poco tiempo. ¿Podré llegar a viejo yo, si es que todavía no lo soy, antes de que todo esto ocurra? ¡Déme una respuesta!
Lo lamento, pero no la tengo. De todos modos, tenemos que evitar la visión catastrofista. Hay una especie de discurso instalado de que los viejos tienen la culpa de todos los males sociales. Y lo cierto es que la gran mayoría de los viejos se mueren autoválidos. El verdadero tema es que hay personas que van a pasar 30 o 40 años sin estar en el sistema de trabajo. Y no me refiero solamente a los viejos sino a los jóvenes. ¿Qué hacemos con eso?
–Dejamos más preguntas que respuestas.
No veo cómo podría ser de otra manera.

 http://www.pagina12.com.ar/diario/ciencia/19-162008-2011-02-09.html